sábado, 27 de septiembre de 2008

Mi novio

Ser pareja implica verdaderos cambios de actividades, aunque ellas sean las más importantes. Para mi, ser pareja implica entregarlo todo desde adentro, aunque implique sentir de vez en cuando, que se pierde uno mismo en actividades ajenas.

Ya saben de mis fugaces viajes entre un sitio y otro; uno donde trabajo y vivo casi toda la semana, otro donde voy a cumplir mis compromisos maritales durante los cortísimos fines de semana.

Yo me pierdo en meditaciones y me escondo en mi ajetreada agenda, como buscando un espacio para ocupar los huecos emocionales que se abren muchas veces en mi vida, a falta por supuesto, de la compañía permanente de mi macho de elección.

Y digo de mi macho de elección, porque a estas alturas de mi camino personal, creo que mi macho actual, es mi elección de vida. Quizá tendré tiempo para hablar de ello en un post futuro. Ahora solo quiero hacer incapié en un sentimiento que me llenó estos días.

He tenido miles de cosas que hacer por mi trabajo, me llena la cabeza de ansiedad y desepero entre tantas y tantas actividades en las que debo involucrarme, tanto que a veces siento que voy a explotar y solo espero un aire de emoción, para salir corriendo en dirección cualquiera, mientras que esta sea opuesta a la cantidad de presiones que se me presentan estos días mi trabajo y correr proporcionalmente tan lejos como el sueño que me quitan estas presiones. Pero acá estoy.

No nos vimos esta semana sino el lunes un ratico y luego el viernes para dormir. Mi cansancio era tal, que caí como una piedra amarrada a un radio destartalado roncador, que por supuesto, le impidieron dormir con la tranquilidad a la que está acostumbrado, en solitario y en poder completo de su cama matrimonial que usa solo para él durante un 80% del tiempo efectivo de vida y yo, ni cuenta me dí, que el importunio era tal que hasta terminó pasándose de cama y de cuarto!

A la mañana siguiente (hoy) entendí con una mirada, la noche que le hice pasar y sin pensarlo, decidí pagar el precio del mejor modo de disculparme, dejando de lado una actividad hermosa y de trabajo que tenía programada, llevándolo en cambio, a una suya: la fiesta de egresados del colegio.

Yo, ni pinta que hacer ahí, pero mi mejor manera de disculparme era haciendo lo que mejor se hacer, ofrecerme a colaborar con sus planes a pesar de los míos y con ello conseguí, la sonrisa más hermosa que se puede esperar de tu novio, cansado y desvelado, por agradecimiento y sorpresa. Primer alegría.

Yo seguía cansado y tenía que terminar un proyecto adicional en sábado, pretendía aprovechar su ausencia para poder descansar y adelantar, pero ahora me veía ahí. Manejando hasta 170 kilómetros de distancia y con la absoluta seguridad que mis planes se venían abajo, incluyendo el desprecio a mis compañeros de trabajo, al no asistir a la fiesta de cierre de la semana más compleja del año.

Entre tanto, mi complicada composición cerebral, trazaba líneas de marcados encuentros peligrosos entre lo que hacía y lo que quería hacer. Me preguntaba cómo diablos me había permitido anteponer sus necesidades a las mías y cómo iba a arrepentirme después de llegar, teniendo que pasar la noche solo mientras él se divertía. Convencido, por supuesto, que la desepción personal, por mi falta de carácter iría creciendo hasta llegar a explotar, cuando determinara que había sido un estupido, al faltar a mis propias necesidades y deseos, superándolos con los suyos.

Visité a mi mamá en mis tiempos muertos, aún sin terminar mi trabajo, quedaba poca inspiración para la presentación que trabajaba, así que decidí que era mejor cansarme lo suficiente, para poder disfrutar en solitario de mi cama matrimonial, que uso solo para mí, el 80% del tiempo efectivo de vida.

Varias horas me anclaron en comunión con mi madre, quien pacientemente me escuchó y me escuchó hablar de mis penas y presiones del trabajo, de mis fantasías personales y de mis ideales de convertir este mundo en un mejor lugar para vivir; sabiendo ella, como me conoce, que solo se trataba de una de mis terapias personales de purgar moustruos que me atacan cuando me siento en total desequilibrio emocional, a causa de algo que ni ella misma quiere entender.

Y funcionan, regresé a terminar mi tarea y lo logré, ahora quedó tiempo para revisar mi blog espiritual y visitar algunos de mis amigos blogueros, inspirándome a equilibrar mis emociones y limpiar mis auras y además, me ha dejado sufienciente alcance para llegar hasta acá y contarles a ustedes que hoy, he subido a la montaña rusa de mis emociones, he pasado del cansancio extremo, presionado por los vanales compromisos laborales, a la calma y relajación corporal; he salido del hoyo de la rabía y la desepción de mi debilidad de carácter hasta el momento más sublime de amor por mi pareja, porque ahora...solo espero que llegue a la cama, para abrazarlo y recordarle lo importante que es para mí y que mi manera de demostrarlo no es con palabras, sino con detalles, como mandar a la mierda mis actividades para ayudarle a cumplir con las suyas.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Que emoción!!

Perdón, perdón!!

Ya me he tomado suficientes vacaciones del blog, pero les aseguro que han sido totalmente obligadas. Me han puesto en medio de un escenario que no me imaginaba antes y mi tiempo libre es cada vez más reducido. Algunas veces vengo a mi blog, solo para hacer visitas a los suyos, porque no me queda tiempo ni de dejar un buenos días en el mío.

Ya hasta he olvidado el libre transitar de mis historias y creo que alguno de ustedes me preguntó si todavía estaba tomando en el último bar que visité. Pero no importa, la vida no siempre es la misma y todos los días cambia, tanto para ustedes como para mi.

Hace unas semanas estuve investigando un poco sobre un lugar del mundo, del que algunos de mis visitantes son. Investigué por curiosidad solamente, pero también porque había una alta probabilidad de que pudira visitarlo. Hoy, esto es un hecho concreto (a menos que la mano de Dios diga que no), estaré de visita en Valencia, España por una semana. Lástima que será de trabajo y si hoy no puedo venir a dejar mis saludos a esta, mi casa, probablemente no llegue a tener mucho tiempo allá, para hacer las cosas que me encantaría hacer. Sin embargo, nada que un par de "tiaminas" no puedan solucionar, trabajaré de día y de noche conoceré (se aceptan recomendaciones)

Sobra decir que estoy feliz a pesar del poco tiempo que tengo por estos días, que se me va en preparativos, reuniones y trámites administrativos de nuestra presentación. Pero...allá voy Valencia, que estoy a un chapuzón en el charco que nos separa, entre esa tierra y la mía.